miércoles, 27 de junio de 2018

Caballo de Troya 4: Nazaret



Autor: J. J. Benítez

Editorial: Círculo de Lectores

Año: 1989

Páginas: 473

Género: Ciencia Ficción

Sinopsis: La cuarta entrega del diario del mayor reconstruye una de las más oscuras y fascinantes etapas del que fue carpintero, jefe de un almacén de aprovisionamiento de caravanas, maestro, forjador e impenitente viajero. Todo un período —de los catorce a los veintiséis años— decisivo para comprender en su justa medida la experiencia humana del Hijo de Dios.
No existe, hasta hoy, otra obra que dibuje la aldea de Nazaret y sus gentes como el presente libro.

Citas:

-"El grado de superstición de aquel pueblo era tal que uno se veía obligado a medir hasta el más liviano de los comentarios".

-"La ubicación de ambas filacterias -en la frente y sobre el brazo izquierdo: cercano al corazón- tenía un carácter simbólico: "como memoria y señal".

-"Para el pueblo judío el murciélago era un animal inmundo, fundamentalmente a causa de su pésimo olor. El hecho de que frecuentara las ruinas y cavernas, durmiendo cabeza abajo y cazando durante la noche, terminó por asociarlo a los demonios y espíritus malignos, tan difundidos en la crédula y supersticiosa sociedad hebrea".

-"El cerebro humano se halla capacitado para aclimatarse a las más adversas condiciones, tanto físicas como psíquicas".

-"Para los asirio-babilónicos, las enfermedades, accidentes y demás calamidades tenían su origen en la ira de los dioses. Cualquier contratiempo o desgracia eran asociados de inmediato a los pecados, incluso hipotéticos, de la víctima o de su parentela".

-"Cuando alguien caía enfermo o sufría una desgracia, todo su interés y el de su familia se centraban, más que en la curación o la búsqueda del remedio, en la investigación del pecado que había acarreado el mal. De esta forma, esclarecida la falta, podían congraciarse de nuevo con el dios protector, recobrando la salud o la fortuna".

-"Los camellos y dromedarios son los únicos cuadrúpedos que, a semejanza del hombre, se quedan calvos y padecen de gota".

-"Los médicos judíos, poderosamente influidos por el ambiente estrictamente monoteísta en el que se desenvolvían, no se consideraban como tales. Para ellos, el único "médico" o rofé era Yahvhé. La salud dependía siempre de la voluntad de Dios. De ahí que los que practicaban la medicina se autoproclamaban "sanadores" o "auxiliadores", pero nunca "médicos". Pretender al mismo título que el "Uno" hubiera sido una blasfemia".

-"El nombre bíblico del terebinto -Elah-, al igual que el del roble -Allon o Elon- procede de la voz hebrea El (Dios) y era asociado al poder y la fuerza. Ambos eran reverenciados y en sus bosques se procedía a sepultar a los seres más queridos y respetados".

-"Todo leproso, por el hecho de serlo, era despreciado y repudiado, no sólo por el hipotético riesgo de contagio, sino, en especial, por "haber caído en desgracia ante Dios".

-"El nombre de los sadúceos procedía o estaba relacionado con el de Sadoq, que reivindicaba el sacerdocio legítimo. Y aunque los últimos asmoneos y las familias de la aristocracia pontificia ilegítima -caso de Hircano (130-140 antes de Cristo), Sumo Sacerdote- habían adoptado las ideas saduceas, la verdad es que no se podía considerar dicha casta como un "partido clerical de élite". Aunque en su origen fueron los caudillos de la resistencia contra los impíos, sus posteriores alianzas con Roma y su apertura al progreso y al dinero griegos terminarían por convertirles en la viva imagen del lujo, del buen vivir y de la intolerancia hacia cualquier idea que propugnara la igualdad entre los hombres. Los saduceos formaban un grupo organizado, no excesivamente numeroso y en el que no resultaba fácil ingresar. Poseían una halaká o tradición muy especial, basada en el Pentateuco y sólo en él. Una forma de vida que, lógicamente, los diferenciaba del resto de la comunidad. No aceptaban fácilmente a los profetas. Se afanaban en demostrar una fidelidad casi enfermiza al Dios de la Alianza y de sus antepasados. Fidelidad que, naturalmente, les permitía seguir disfrutando de sus privilegios. Su estricta observancia de la Torá, en especial en todo lo concerniente al culto y al sacerdocio, les había llevado a profundas disputas con los fariseos, que defendían la tradición oral y un riguroso cumplimiento de la pureza sacerdotal. Negaban violenta y sistemáticamente la resurrección, apoyándose en el concepto tradicional de una retribución inmediata y material. De esta forma justificaban su poder y riquezas: Dios bendice a los justos. Aceptar un juicio y un premio o castigo después de la muerte habría colocado en serias dificultades sus lujos y desmanes. Para los saduceos, la santidad y las leyes de la pureza sólo eran exigibles en el templo. En consecuencia, fuera de su recinto, podían comportarse como mejor conviniera a sus intereses, esclavizando incluso al pueblo".

-"No pudo evitar que sus ojos parpadearan con frenesí, en una pelea a brazo partido con unas lágrimas casi desconocidas para este solitario entre los solitarios".

-"El perro, en general, no era bien visto por la sociedad judía. Se los consideraba carroñeros, despreciables y peligrosos. Y aunque la mayor parte de las veces no se trataba del canis familiaris, sino de chacales, lobos, perros asilvestrados o un cruce de unos con otros, la verdad es que, según la ley, "sólo los cachorros eran admitidos en las casas de los hebreos". Una norma, claro está, que respetaban los muy ortodoxos... El pueblo, en especial los que vivían en el campo sabía aprovechar las muchas cualidades de estos animales".

-"Es difícil hallar la maldad en alguien que lo antepone todo a su interés".

-"En los jóvenes de nobles sentimientos, aunque no lleguen a exteriorizarlo, una tragedia o un revés familiar purifica sus afectos".

-"En cuanto a aprender la humildad, ésa, amigo mío, no se aprende: se nace o no se nace con ella".

-"La responsabilidad de un buen padre va más allá de lo estrictamente económico".

-"Cuando una mujer expresaba su amor por un hombre y esa devoción era de dominio público, el resto de las hebreas, aunque las bodas no llegaran a consumarse, no osaba penetrar los sentimientos de la "otra", a no ser, claro está, que la enamorada contrajera matrimonio".

-"A partir de los trece años, todo judío libre se hallaba obligad a rezar, al menos dos veces al día: en la mañana y en la noche. Las mujeres, esclavos y niños estaban exentos. Los más ortodoxos se envolvían en el taled, una especie de chal que, cubriendo la cabeza, caía hasta la cintura. Debían ir provistos de los tefilín o filacterias, amarrados a la frente y en la palma de la mano. Era extraño que se arrodillasen, salvo en casos extremos. Lo habitual era permanecer de pie, con las palmas de las manos extendidas hacia el cielo".

-"Por razones religiosas, los judíos apenas decoraban su cerámica, excepción hecha de algunas bandas rojas o bancas en la parte superior de la curvatura de las vasijas o hacia la mitad de las tinajas o jarros".
-"No desaparece lo que muere. Sólo lo que se olvida".

-"La verdad nunca tiene prisa por demostrar su inocencia. Al malvado, en cambio, le falta tiempo y le sobran argumentos".

-"El que trata de arrebatar lo que no le pertenece puede perder hasta lo poco que tiene".

-"Nadie alcanza a abatir la fuerza del destino".




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