Autor: Manuel Campo Vidal
Editorial: RBA
Año: 2014
Páginas: 222
Género: Ensayo
Sinopsis: Todo presidente de Gobierno convive con la posibilidad de que su mandato termine con un final dramático. Va con el cargo. Esta verdad incontrovertible adquiere toda su dimensión en la figura de Adolfo Suárez, el presidente de la Transición. Elegido contra pronóstico por el rey Juan Carlos y Torcuato Fernández Miranda para abrir la puerta del búnker franquista, nadie creía en él salvo él mismo. Su presidencia duró apenas 5 años, pero con gran ingenio y audacia política consiguió que se aprobara una constitución democrática que sellaba la reconciliación de las dos Españas. Ejerció su cargo en una soledad prácticamente total y tuvo, en efecto, un final dramático. Asediado tanto por el Ejército, la Iglesia y la patronal como por la oposición y, al final, por sus propios compañeros de partido, presentó su dimisión.
Citas:
-"Siempre estuvo acompañado por su propia soledad. Apenas unos pocos amigos y casi de uno en uno".
-"Suárez hizo realidad una utopía: restablecer la democracia en un país desangrado por una cruel guerra civil cuarenta años atrás".
-"Cuando el canciller alemán Helmut Schmith, alojado en el Palacio del Pardo, le preguntó si a veces visitaba a Franco cuando vivía allí y selo confirmó, tuvo la ocurrencia de decirle: "Entonces usted era un fascista". Suárez guardó silencio, le calculó la edad y respondió: "Creo que usted en su juventud tuvo que vestir el uniforme de los nazis". Y se quedó tan ancho".
-"En contra de lo que muchos creen, Adolfo Suárez no fue falangista, aunque por conveniencia -que no por convicción- algún día sintiera la camisa azul. Como a él le gustaba decir, "no fui falangista. Solo pertenecí al movimiento".
-"Coqueteó con todos los que podían impulsar su carrera política sin importarle si eran militares, falangistas o miembros del Opus Dei, y se acercó a todos aquellos que podían apadrinar un tramo de su carrera política, de largo recorrido".
-"Tenía la ambición, acaso utópica pero legítima, de presidir su país, y cuando lo logró, hizo Historia. Con mayúsculas".
_"Se había enfrentado con la Iglesia católica por el divorcio; con los empresarios por la reforma fiscal y sindical; con el Ejército por la legalización del PCE; con Israel por el reconocimiento de la OLP y aquel abrazo hiriente con Yasser Arafat en 1977; con Estados Unidos porque no quería formar parte de la OTAN. Acumulaba muchos enemigos con los que "vivía y convivía".
-"La banca le había embargado su casa de Ávila por el impago de un crédito hipotecario, y que la perdió".
-"El piloto de la Transición hacia una democracia plena termino siendo alguien con quien no se contaba, un tal Adolfo Suárez González, un joven abogado y político de provincias. A todos sorprendió su nombramiento y después, como tuvieron que reconocer, su liderazgo y su capacidad".
-"Estaba solo, literalmente solo. En el Gobierno solo se fiaba de Manuel Gutiérrez Mellado, que nunca le abandonó. Y por suerte, recuperó al final de sus días en el Gobierno la relación, temporalmente dañada, con su otro gran aliado, Fernando Abril Martorell, que le acompañaba desde los tiempos de Segovia".
-"Cuando Suárez se aceleraba no había fuerza física, ni política que pudiera contrarrestar sus golpes de audacia".
-"Suárez se erigió en un personaje cada vez más independiente de los poderes que le habían hecho presidente, el monarca y Fernández Miranda como presidente de las Cortes y del Consejo del Reino".
-"Para la derecha española Fraga fue como Carrillo para la izquierda. Dos grandes personajes que incorporaron a miles de personas de los extremos políticos para consolidar en el futuro un suficiente y mayoritario consenso constitucional".
-"No todo el mundo en política tenía capacidad para soportar aquel vértigo. Un día equivalía a semanas de antes, una semana a varios meses, un mes a varios años, un año a lustros".
-"Las dictaduras además del daño personal y físico que causan, sobre todo lo que hacen es detener el reloj de la Historia. Ponerlo en hora conlleva sobresaltos que no todas las personalidades pueden encajar sin un quebranto emocional considerable".
-"Fraga tenía una gran cultura, pero no era su fuerte la estrategia, el instinto".
-"Fernández Miranda quedó literalmente liquidado; el guionista de la Transición, el hombre que impulsó la candidatura de Suárez a la presidencia, quedó fuera de juego definitivamente. No consta que Suárez, que tanto le debía, lo invitara a formar parte de las listas del partido centrista. Y más improbable es que él lo hubiera aceptado porque siempre se consideró superior a él y nunca admitió sentirse desbordado por él. A soberbia eran capaces de competir".
-"El 3 de mayo, a seis semanas de la cita electoral, Suárez anuncia por TVE que se presenta a las elecciones en contra de la opinión de Torcuato Fernández Miranda, y seguramente también del rey, que pensaban que su función podía darse por concluida".
-"Pujol dijo: "Suárez tuvo respecto a Cataluña una actitud de comprensión mucho mayor que la que han tenido durante estos últimos treinta años la mayoría de políticos españoles, tanto de derechas como de izquierdas".
-"En mayo de 1980 el PSOE presenta una durísima moción de censura en el Congreso y Suárez queda tocado. Trata de recuperarse en septiembre con una moción de confianza que vence parlamentariamente pro no convence. A partir de aquel momento el presidente comienza a desconfiar de su entorno incluido su gran amigo Fernando Abril Martorell".
-"Nunca conocí un personaje tan zaherido y menos rencoroso que Adolfo Suárez", dice Santiago Carrillo".
-"La patronal, comandada por Carles Ferrer Salat, trata de acorralar al presidente. La Iglesia no le perdona la Ley del Divorcio. El Ejército conspira y en los contactos entre los militares y políticos no se ahorran referencias cáusticas hacia el presidente Suárez. Y entre los generales más activos en esa tarea destacaría Alfonso Armada, antiguo secretario general de la Casa del Rey".
-"En los primeros días de enero de 1981, la soledad de Adolfo Suárez es patente. Solo queda a su lado el teniente general Manuel Gutiérrez Mellado y Fernando Abril Martorell".
-"Gutiérrez Mellado no le falló nunca -certifica Aurelio Delgado-.No le falló ni en la amistad, ni en la confianza, ni en la lealtad. Posiblemente cometió errores como todos y esos fueron los únicos momentos de alguna discrepancia, pero por encima siempre estaban las virtudes y el gran afecto que existía entre los dos, el gran cariño. Eran hermanos. No era una relación humana habitual".
-"Escoltado por Gutiérrez Mellado, Abril Martorell y alguno más, Suárez termina el año 1980 con la preocupación del malestar en los cuarteles, la distancia crítica de los poderes fácticos, tanto de la Iglesia, la patronal y la embajada americana, con la ofensiva incesante de la oposición, especialmente de los socialistas, presionado desde dentro de su partido, acaso lo peor, y percibiendo una distancia del rey hacia él. El monarca no le decía nada, pero otros decían haberle escuchado críticas destinadas al presidente, 1981 se anunciaba todavía más difícil".
-"El desgarro interno de Suárez en aquel peregrinaje por médicos y hospitales para tratar de salvar la vida de Amparo y Mariam está en el origen de ese mal no suficientemente definido, aunque sea primo hermano del alzheimer, que le aquejó en los últimos años de su vida".
."Se volcó tanto en la enfermedad, primero su hija y después de su esposa, que llegó al límite del trastorno".
-"El primer aviso lo había dado Amparo, antes de ser operada, al advertir a sus hijos: "El que me preocupa es vuestro padre. No está bien".
-"Si la emoción puede interiorizarse, hasta el punto de somatizarla, entonces cabría aventurar que su enfermedad fue causada por el dolor del amor".
-"Quienes conocieron personalmente a Manuel Gutiérrez Mellado y a Adolfo Suárez destacan el trato cercano y afectuoso como primera impresión".
-"A Suárez le gustaba dar la cara y además decirlo. Y a los ciudadanos les complacía que la diera".
