jueves, 18 de octubre de 2018

Líbranos del bien

 


Autor: Donna Leon

Editorial: Seix Barral

Año: 2007

Páginas: 320

Género: Intriga

Sinopsis: Tres hombres, entre ellos un carabiniere, irrumpen en el apartamento de un pediatra en plena noche, lo atacan y se llevan a su hijo de dieciocho meses. ¿Qué ha motivado un ataque tan violento por parte de las fuerzas del orden? Cuando el comisario Brunetti es convocado al hospital en que ingresa la víctima del cruel asalto, deberá enfrentarse a más preguntas que respuestas. Al mismo tiempo, el inspector Vianello descubre una estafa que implica a los farmacéuticos y médicos de Venecia. Y tras la estafa... algo más que dinero.

Citas:

-"Trataba de evocar cuándo se había sentido tan feliz".

-"Un hombre, sin la ropa, no es más que medio hombre".

-"Un hombre desnudo no atacaría a un hombre que tuviera una metralleta en la mano. Como no fuera para defender a su familia".

-"Los tiempos en los que la policía podía irrumpir en cualquier sitio sin una orden no habían llegado todavía. Al fin y al cabo, esto no era Estados Unidos".

-"La ley es una bestia sin entrañas".

-"¿Es que hemos llegado al punto en el que la ausencia de vicio es ya la virtud?".

-"Si uno de sus hijos le hubiera sido arrebatado en cualquier momento después de que él lo viera por primera vez, su dolor no habría sido menor que si lo hubiera tenido a su lado durante dieciocho meses o dieciocho años".

-"La explicación más sencilla suele ser la acertada".

-"Se había hecho a la idea de que la mayor parte de lo que leía en los libros, diarios y revistas era sólo una aproximación de la verdad, sesgada siempre hacia la izquierda o hacia la derecha. Y, con los años, había aprendido a leer discriminando y casi siempre conseguía descubrir una parte de verdad -no se hacía ilusiones de encontrarla toda- en lo que leía".

-"La caridad, digamos, es una buena inversión porque el prójimo nos paga en la misma moneda".

-"¿Cuán hondo había de ser el sufrimiento de un hombre, para hacerle desear no haber sido padre?".

-"A veces la gente habla con medias palabras".

-"Nada cambia. Nada en absoluto".

-"Él siempre había sido el enamorado y ella la que se dejaba querer".

-"Aunque una mujer ya no desee las atenciones de su marido, no quiere que sean para otra persona".

-"La vida sexual del individuo es la esencia, la savia que alimenta el cotilleo. Descartada ésta, apenas te queda algo que comentar acerca de tus semejantes, por lo menos, algo que tenga interés, aparte de su dinero, su trabajo o su salud. Estas cosas pueden interesar a ciertas personas, pero ninguna posee el poder de fascinación de la conducta sexual y sus consecuencias".

-"Esa era precisamente la situación que deseaba evitar: mantener semejante conversación por teléfono, si poder observar las reacciones ni estudiar las expresiones de ella mientras hablaban".

-"La incapacidad de los drogadictos para ayudarse a sí mismos".

-"Con los estímulos adecuados, todos somos capaces de cualquier cosa".


viernes, 12 de octubre de 2018

Lo es

 


Autor: Frank McCourt

Editorial: Maeva, S.L.

Año: 1999

Páginas: 414

Género: Biografía

Sinopsis: Relato del viaje americano de Frank, que comienza con el desembarco en el puerto de Nueva York a los diecinueve años, acompañado por un sacerdote que ha conocido en el barco. Consigue trabajo en el Hotel Biltmore, y allí se encuentra con la marcada jerarquía que impera en este "país no clasista". Más tarde es llamado a filas y lo envían a Alemania, donde adiestra perros y pasa informes a máquina.

Citas:

-"Debe ser raro ser cura y despertarse por la mañana y saber, allí acostado en la cama, que tienes el poder de perdonar a la gente o de no perdonarla, según estés de humor".

-"Es posible que sea difícil escuchar los pecados de la gente, día va, día viene, cuando a ti te apetecería cometer algunos, y después cuando te tomas unas copas todos los pecados que has oído contar estallan dentro de ti y eres como todos los demás".

-"En el mundo hay dos cosas que a mi madre le fastidian: guardar rencor y deber dinero".

-"No debo pensar en porqué no puedo hacer algo, debo pensar en porqué sí puedo hacerlo".

-"Aprendí en el ejército que lo más fácil es decir a la gente de las oficinas lo que quieren oír, porque de lo contrario siempre hay alguien más arriba que te pide que cumplimentes un formulario más largo".

-"Yo no había pensado nunca que la universidad sería todo números, letras y notas y medias y gente que me pondría a prueba. Creí que sería un sitio donde unos hombres y mujeres eruditos y amables enseñarían con cordialidad, y que si yo no les entendía se detendrían a explicármelo".

-"A un caballo ciego le da igual que asientas con la cabeza o que le guiñes el ojo".

-"Es muy difícil ir por la vida sin decir lo que te viene a la boca".

-"Una muchacha de quince años lleva un adelanto de varios años a un muchacho de esa misma edad".

-"La prueba de la inteligencia es la capacidad de albergar pensamientos opuestos al mismo tiempo".

-"El pasado es el pasado, y volver atrás es peligroso".

-"Pensaba que conocería el dolor del hombre adulto, el luto riguroso y elegante, el sentido elegíaco adecuado para la situación. No sabía que me sentiría como un niño al que han estafado".

-"Después de un gran dolor llega un sentimiento solemne".


miércoles, 3 de octubre de 2018

Las cenizas de Ángela

 


Autor: Frank McCourt

Editorial: Maeva, S.L.

Año: 1997

Páginas: 400

Género: Biografía

Sinopsis: Dolorosa y a la vez esplendorosa biografía, en donde su autor se remonta a Limerick, un pueblo de Irlanda sumido en la pobreza. De allí, a la América durante la Gran Depresión, y el choque entre las realidades y sus fallidas promesas. La única esperanza de Ángela está en la educación de sus cinco hijos. Frank McCourt entre ellos.

Citas:

-"Ningún hombre sabe lo que es una madre que ha perdido a un hijo, aunque viviera más que dos Matusalenes".

-"El que pide no escoge".

-"La situación de un hombre es diferente. Tiene que mantener la dignidad. Tiene que llevar su cuello y su corbata, mantener las apariencias y no pedir nunca nada".

-"A las personas mayores no les gusta que los niños les hagan preguntas. Ellos pueden hacerte todas las preguntas que quieran. "¿Cómo te va en la escuela?", "¿Eres un niño bueno?", "¿Has rezado tus oraciones?", pero si tú les preguntas si han rezado sus oraciones, pueden pegarte un capón".

-"Con el buen tiempo los hombres se sientan en la calle fumando cigarrillos si los tienen, contemplando el mundo y viéndonos jugar. Las mujeres quedan de pie con los brazos cruzados, charlando. No se sientan, porque lo único que tienen que hacer es quedarse en casa, cuidar a los niños, limpiar la casa y cocinar un poco, y los hombres necesitan las sillas. Los hombres se sientan porque están cansados de ir a pie a la oficina de empleo cada mañana a firmar el paro, de discutir los problemas del mundo y de preguntarse qué pueden hacer con el resto del día. Algunos se pasan por el corredor de apuestas para estudiar las posibilidades y apuestan un chelín o dos a algo seguro. Algunos se pasan horas enteras en la biblioteca Carnegie leyendo periódicos ingleses e irlandeses. Un hombre en paro tiene que estar enterado de las cosas, porque todos los demás hombres que están en paro son expertos en lo que pasa por el mundo. El hombre que está en paro tiene que estar preparado por si otro hombre en paro saca en la conversación el tema de Hitler, de Mussolini o de la situación terrible de millones de chinos. El hombre en paro vuelve a casa después de pasar un día con el corredor de apuestas o con el periódico y su mujer no le negará unos minutos de tranquilidad y de paz con su cigarrillo y su té y un rato para quedarse sentado en su silla y para pensar en el mundo".

-"Mientras estás en el manicomio estás protegido del mundo y de sus padecimientos, no puedes hacer nada, estás protegida y no sirve de nada que te preocupes".

-"Es muy bonito saber que la gente no puede entrometerse con lo que tienes dentro de la cabeza".

-"La mano humana es un bicho traicionero y nunca se sabe donde ha estado metida".

-"Si cometes un pecado bien puedes cometer algunos más, porque la condena al infierno es la misma. Por un pecado, la eternidad. Por una docena de pecados, la eternidad".

-"Si te quedaras esperando que los curas o las monjas te dieran propina te morirías en su portal".